Se me ocurrió después de mi última entrada del Blog , ¿cómo sería Amar Profundamente a cada una de nuestras partes? Es decir, amar cada parte de nosotros. Amar la familia Interna entera.
Con esto digo no sólo dar espacio a lo que sea que a uno le pase, sienta, experimente en cada momento, sino también que podamos desarrollar en nosotros una actitud curiosa, exploratoria, cuidadosa, generosa con nosotros mismos. Y si es necesario, también una actitud maternal, aceptadora, cariñosa, incondicional, con cada parte nuestra y con cada estado del Yo en que nos encontremos.
En la práctica, en cada presente, me intereso por la experiencia con la actitud más aceptadora y compasiva posible.
Hace poco escuché una charla de un Budista llamado Jack Kornfield, Psicólogo, que decía que lo más difícil para nosotros de aceptar de la Sombra (Aquellos aspectos no integrados o desconocidos de nosotros mismos) es …aceptar aquellos aspectos fuertes, luminosos, admirables!
Al principio, suena raro, pero si lo pensamos en profundidad, es verdad que nos cuesta mucho creernos de verdad a nosotros mismos! Confiar, sernos incondicionales. Conocer nuestras fortalezas. Descansar en ellas. Gozar de nuestros dones con humildad y aprecio genuino.
Entonces, la invitación que les hago es la de cultivar una actitud receptiva con nosotros mismos. Eso es recibirse. Y relajarse en ello. Aceptar. Gozar, disfrutar de cada experiencia.
Mmmmhhhh, esto duele, esto se siente suave, esto duro, esto bonito, esto placentero, esto atractivo…ahhhh! soy generoso, ahora estoy tranquilo, puedo ayudar, me enojo y siento fuerza, soy claro…
Eso es estar vivo!
Con Amor!
Ale